En la decoración de interiores llamamos estilo a la forma en la que decoramos un espacio. A su vez, existen diferentes estilos, es decir, diversas formas en las que podemos decorar dicho espacio. Para ello tenemos en cuenta unas pautas, composiciones, texturas, colores, arquitectura y mobiliario; todo ello siempre en relación a un contexto socio-cultural que impone algunas características propias de un estilo determinado.
Además aplicamos la psicología del color, pues los colores poseen la capacidad de cambiar las características visuales del espacio. Depende de cómo los utilizamos y cómo los mezclamos podemos ofrecer sensación de mayor iluminación o por el contrario dar mayor oscuridad según la necesidad del cliente. De la misma manera, pueden brindarnos un espacio con mayor o menor amplitud y sugerir distintas texturas.
Hablamos de texturas cuando nos referimos a sensaciones que son percibidas a través del tacto. Las texturas también tienen mucho poder en el diseño de interiores, añaden peso visual y proporcionan mayor equilibrio. Es un aspecto muy importante y que hay que tener en cuenta a la hora de diseñar un espacio. Un gran error es utilizar formas planas ya que da lugar a habitaciones aburridas.
Lo que hacemos es utilizar texturas que combinan contraste y profundidad con el fin de crear acentos. Estas siempre deben crearse con cierta consideración, pues si incluimos muchas texturas en un sólo espacio, puede verse recargado y perder estilo.