Según la revista “Grazia”, la “estética romántica de otros tiempos lo convierte en un estilo sobre todo femenino”.
De hecho, el estilo shabby chic, todo menos que espartano y minimalista – con sus tonos pasteles, blanco y rosa, la abundancia de cojines, encajes, decoraciones casi victorianas y líneas suaves – parece un desafío incluso para los amantes de lo vintage.
Con este último, además, el estilo shabby chic tiene en común el efecto “nostalgia”, la referencia al pasado, la reutilización pero la atmósfera es muy diferente.
El estilo shabby es casi de cuento y decididamente retro-siglo XIX.
El estilo vintage al contrario es más funcional, incorporando principalmente el mobiliario y objetos de los años 50-60-70 y cruzándose a menudo con lo industrial.
LAS CARACTERÍSTICAS DEL ESTILO SHABBY CHIC
En primer lugar, la madera délabré es un elemento inevitable: muebles en colores pastel o repintados, con formas curvas y el color un poco “comido” por el tiempo son sin duda un rasgo distintivo del shabby chic.
En una casa shabby chic nunca falta una despensa antigua, quizás recuperada y restaurada.
En las paredes posiblemente hay motivos florales, fotografías, antigüedades u objetos familiares.
Cáñamo, lino, algodón natural y encajes para los cojines (muchos!), sillones, cortinas, cama: todo debe transmitir comodidad, suavidad, intimidad y una sensación de bienvenida incluso redundante.
Están de moda las viejas maletas utilizadas como mesita de café en una amable concesión a lo vintage y, en el salón, una gran araña de techo en cristal.
En el baño, se recomienda una bañera “freestanding” junto a la ventana.
QUE EVITAR Y CÓMO ADAPTAR ESE ESTILO A TU GUSTO
Como con cualquier estilo, los excesos son malos para el shabby chic, ciertamente menos chic si exageras con el pastel (sobre todo el rosa), con las combinaciones (el riesgo del kitsch está a la vuelta de la esquina), con la madera délubré (que no debe quitar la estética al mueble ni afectar su practicidad).
Es por eso que incluso el estilo shabby se mezcla con nórdico o contemporáneo minimalista, vintage o industrial para atenuar un poco el efecto de “algodón de azúcar”.
Hablamos en estos casos de neo shabby, “el resultado de la contaminación entre el auténtico shabby, el diseño nórdico y el estilo industrial”.
Los colores blanco y pastel se mitigan, el ambiente es menos “de ensueño y más funcional”.
Una limpieza de los excesos, un toque más vintage, tonalidades que van hacia el gris, el azul polvoriento, más intenso y apagado, la elección de colores sólidos para las paredes en lugar de las clásicas notas florales, pero también algún material extra como el bronce y el estilo shabby chic encuentra un nuevo equilibrio, quizás más adecuado a los gustos de muchos.
Emmanuel Raffaele Maraziti