Pequeños retoques para mejorar tu piso: aquí un ejemplo

Como hemos dicho en nuestro artículo anterior, el confinamiento reciente ha llevado a muchas personas a darse cuenta del valor de su propio hogar.

La distribución, la exposición a la luz natural, espacios suficientemente amplios, terrazas o rincones verdes han ayudado a muchos a superar este período de cuarentena con mayor facilidad y menos estrés que otros.
Así, después de cerrar este paréntesis (ojalá definitivamente), en el mercado inmobiliario se han empezado a sentir las necesidades de habitabilidad que el confinamiento ha revelado y quien no tiene intención de cambiar de hogar ahora quiere al menos mejorarlo.

UN DISEÑADOR NOS EXPLICA COMO INTERVENIR

“Mucha gente ha descubierto que vive mal su piso”, explica el diseñador Sergio Nisticò, “por eso mi tarea, hoy más que ayer, es comprender las necesidades del cliente y reorganizar los espacios: no es suficiente que un piso tenga un baño, una cocina, un lugar para dormir; además debe ser cómodo, relajante, funcional y luminoso”.

La luz natural, como hemos dicho, marca la diferencia, no solo en términos de bienestar sino también en términos de costes: este es un problema que se puede solucionar reposicionando y recreando los ambientes más utilizados pero también interviniendo en el ancho de las ventanas, o creando nuevas aberturas (por ejemplo, tragaluces y vidrieras).

La cocina, cuya centralidad se ha redescubierto en los últimos meses, debe permitir la convivencia pero también debe responder a necesidades prácticas, como contar con planes adecuados para la preparación y la capacidad de mantener el orden.

“CON PEQUEÑOS CAMBIOS TRANSFORMÉ EL HOGAR DE MIS CLIENTES”

“En el caso que tomaré por ejemplo, el piso”, explica Nisticò, “está destinado a una familia de cuatro personas y tenía tres habitaciones además de cocina, salón y dos baños. La separación entre cocina y salón, en este caso, no resultó útil para las necesidades de mis clientes, que se encontraban con dos espacios relativamente pequeños y distantes entre ellos.
Por eso la solución elegida fue la creación de un único espacio cocina-salón. Para hacerlo transformé lo que antes era la cocina en un dormitorio y, al eliminar una habitación contigua al living, creé el espacio para la cocina, tras derribar obviamente las paredes divisorias.
Una solución relativamente económica que ha revolucionado y mejorado la forma de estar en casa”.

El resultado, de hecho, fue un espacio común multifuncional, mucho más grande que los dos ya existentes (habiéndose recuperado también una parte del pasillo), en el que permanecer juntos antes y después de las comidas.
La encimera de la cocina ahora es mucho más grande y por ello también es más fácil y agradable cocinar incluso en compañía, sin olvidar que, ahora, todo transcurre en un espacio más iluminado que la antigua cocina, con acceso a un gran balcón.
Además, la “isla” destinada al consumo de comida es más grande que la mesa utilizada anteriormente, habiéndose podido adaptar sus dimensiones al nuevo tamaño.

Así, con pequeños cambios estructurales y algunas intervenciones en el mobiliario, en resumen, se ha logrado el objetivo de hacer finalmente la casa más habitable: compartir tiempo y actividades entre todos los miembros de la familia es ahora mucho más fácil.

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