Un éxito las lámparas pintadas a mano de Álvaro Ricardo

De Barcelona a Londres, casi para esconderse. De Londres al mundo. Esta, en resumen, la historia de Álvaro Picardo que, a 53 años, se hizo famoso por sus lámparas pintadas a mano. En el noviembre 2020, Picardo vive en el barrio de Pimlico en Londres, donde llega muy joven, para vivir plenamente su homosexualidad. Su padre ha muerto en abril, la pandemia lleva unos meses y su principal conexión con el mundo es un taller de escritura al que se apunta para pasar el rato. El resultado no le encanta aunque le ayuda en el proceso.
Hasta que un día, encima de estas hojas, empieza a pintar. Diseños geométricos que otro día cualquiera intenta usar para recuperar una vieja lámpara. De este momento, empieza a pintar todas las lámparas que encuentra en casa.

Hoy su cuenta Instagram @handpainted_lampshades tiene casi 8 mil seguidores y su trabajo, como nos cuenta “El País“, ha interesado “World of Interiors”, “Colefax and Fowler”, Luke Edward Hall y muchos más. Pero es el concepto detrás de su pasión que nos conquista. Picardo explica: “Al tema artesano le doy mucho valor. Me da mucha pena ver cómo se está perdiendo. Soy defensor de la individualidad, la diferenciación, lo hecho a mano, y enemigo de las máquinas, de que todos seamos iguales, que no podamos expresar cómo somos. Una de las cosas que me hace ilusión es que las lámparas sean cada una distinta, tienen imperfecciones que les añaden valor, no se lo quitan”.

“Me gusta el tema”, añade, “porque es una manera de coger un objeto que está olvidado y dejado en una esquina y darle una personalidad, una presencia, que ayuda a decorar al mismo tiempo que tiene una función, que es la de dar luz. Lo superfluo no me atrae tanto como la función, soy muy racional”.

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